El acceso de los desposeídos del mundo a las tecnologías de la información y las telecomunicaciones no reducirá la pobreza de manera automática.
Unas 17.000 personas asisten en Túnez a la Cumbre Mundial sobre la Sociedad de la Información con el fin de achicar la brecha digital, es decir la diferencia en el acceso a Internet y otros instrumentos tecnológicos entre países ricos y pobres, e incluso dentro de las propias naciones.
¿Pero Internet y la telefonía celular ayudarán a más gente a salir de la pobreza que aqueja a miles de millones de personas en tantos países? Y si eso fuera cierto, ¿cuál es el mejor modo de afrontar el desafío? ¿Deben asignarse los recursos a las personas o a las empresas? (Leer artículo completo)
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